Abuelo.

Cuando hice estas fotos hacía poco tiempo que le habían diagnosticado cáncer de estómago a mi abuelo. Fuimos al pueblo a buscar su coche, ya no conducía por la ciudad hacía más de cinco años por un problema de cataratas, que vivía allí. Su casa es la vecina de la de su hermano pequeño, que se encargaba de arrancar el coche de vez en cuando para que no se estropease el motor. Las fotos están hechas en su pueblo, que acaba siendo mi pueblo de rebote, un pueblo de Murcia, de unos pocos miles de habitantes, la casa está a las afueras donde la población no llega al centenar de personas. Todos se conocen, todos conocen al Emilio y la Maruja, mi abuela. Todos conocen a los de Barcelona. Todos se conocen y hacen vida de pueblo, de pueblo de los de antes donde si tu tienes verduras y yo tengo gallinas nos cambiamos los víveres sin pedir nada más a cambio. Volviendo a las fotos, él se empeñaba en hacer vida normal como si en el estómago no tuviese algo que iba a acabar con él, así que cumpliendo con sus deseos preguntamos en una visita médica si podíamos hacer el viaje y el doctor dijo sí, así que a los dos días estábamos haciendo siete horas en coche hasta el pueblo. Las fotos son del camino de entrada a la cochera, se empeñó en salir a las tres de la tarde de un 15 de julio a arrancar hierbas. Él que se mareaba caminando a la sombra, se había salido a hacer lo que más le gustaba: vida de pueblo. Yo que había salido, también a las tres de la tarde en pleno julio en Murcia, a hacer fotos a la vía del tren y a las huertas de la zona, cuando volvía a casa me lo encontré allí con la azada arrancando hierbas, ''qué haces abuelo que te va a dar algo al sol'' le dije mientras le hacía las fotos, ''que no pasa nada, no os preocupéis tanto'' me respondió sin inmutarse de las fotos que le estaba haciendo. 
Así era él, y lo echo de menos. 

Yayo.

Once upon a time... The evil queen.

-Regina, ¿estás bien? ¿Qué tiene?
-Por favor, si vas a intentar animarme no lo hagas.
-No lo haré porque sé que no puedo. Yo siento lo de antes; me preocupaba tanto tu reacción cuando vieras a Garfio que no te consolé por lo de Robin.
-¿Sabes por qué me enfadé tanto? Porque tienes razón. La Reina Malvada está dentro de mí, siempre intentando salir. No espero que lo comprendas.
-Luché con la oscuridad, así que lo entiendo muy bien.
-Con todo el respeto, no lo entiendes. Llegaste al precipicio pero pudiste volver atrás antes de que te consumiera, a mí...me consumió. Y vivo con ello a diario.
-No puedo imaginar como es.
-Es agotador. Estoy siempre en guerra con mis instintos. Como con Garfio, mi primer impulso fue rebanarle el pescuezo porque no es justo que él sobreviva y Robin no, pero no lo hice porque ahora sé que eso está mal. Aunque la maldad me tiente no la escucho, así que hago el bien y es algo que odio.
-¿Odias hacer el bien?
-Sí. Es complicado. Ya sé que es lo correcto pero yo siempre salgo perdiendo. De todos modos sigo haciendo el bien y sigo sufriendo, pero sé que la Reina Malvada no puede volver. Así tiene que ser. Nunca estaré en paz conmigo misma.
-No es cierto. Te enamoraste de Robin y eras feliz.
-Y mira lo que ha pasado. Yo soy como soy e hice lo que hice. Hace muchos años tuve elección, Blancanieves contó un secreto y pude elegir perdonarla pero en vez de eso hice cosas horribles, cosas abominables, y eso siempre me atormentará. He intentado ser la heroína.
-Y lo has sido.
-Pero ya no importa. No hay redención para mí, sólo sufrimiento. Porque ahora tengo una maldición: distinguir la diferencia entre el bien o el mal y estoy atrapada en medio. Si cambio perderé a todos mis seres queridos. A Henry, mis amigos. A todos. Y si sigo intentando hacer el bien debo vivir con mi pasado oscuro y con todas sus merecidas consecuencias.
-Creo que no. Yo confío en ti.
-Eso es porque tú eres buena pero para mí la elección es sencilla: prefiero sufrir a ver sufrir a las personas que me importan. Ese es mi destino. Estoy atrapada.


 





Persona.

He estado pensando, Elisabet, y no creo que debas seguir en el hospital. Creo que es perjudicial. Como no quieres volver a casa, tú y la hermana Alma podéis ir a mi casa de la costa, ¿eh? ¿Crees que no lo entiendo? El sueño imposible de ser. No de parecer, sino de ser. Consciente en cada momento. Vigilante. Al mismo tiempo, el abismo entre lo que eres para los otros y para ti misma, el sentimiento de vértigo y el deseo constante de al menos, estar expuesta, de ser analizada, diseccionada, quizás incluso aniquilada
Cada palabra una mentira, cada gesto una falsedad, cada sonrisa una mueca. ¿Sucidarse? ¡Oh, no! Eso es horrible. Tú no harías eso. Pero puedes quedarte inmóvil y en silencio. Por lo menos así no mientes. Puedes encerrarte en ti misma, aislarte. Así no tendrás que desempeñar roles, ni poner caras ni falsos gestos. Piensas. Pero, ¿ves? La realidad es atravesada, tu escondite no es hermético. La vida se cuela por todas partes. Estás obligada a reaccionar. Nadie pregunta si es real o irreal, si tú eres verdadera o falsa. La pregunta sólo importa en el teatro. Y casi ni siquiera allí. Te entiendo, Elisabet. Entiendo que estés en silencio, que estés inmóvil, que hayas situado esta falta de voluntad en un sistema fantástico. Te entiendo y te admiro. Creo que deberías mantener este papel hasta que se agote, hasta que deje de ser interesante. Entonces podrás dejarlo. Igual que poco a poco fuiste dejando los demás papeles. 

Persona, 1966.

The Fall.

-¿Qué le ha pasado a tu cara?
-He tenido un accidente con mi coche. No, no ha sido así. Paul Spector me atacó. Yo tengo marcas como esas. 
-Enséñamelas.
-No puedo.
-¿Por qué?
-Las tengo en los muslos y en la planta de los pies. No quería que nadie supiera, ni las viera. Eran privadas.
-¿Por qué lo hiciste?
-Creo que por la misma razón que tú.
-¿Y cuál es la razón?
-Enfado.
-¿Por qué estabas enfadada?
-Por mi padre.
-¿Por qué?
-Murió.
-¿Cómo?
-Estaba enfermo.
-¿Cuántos años tenías?
-Catorce. 
-Mi padre se suicidó. 
-Creí que había tenido un accidente.
-Él eligió ir en moto. A pesar de que me preocupaba cada vez que él salía. Cada vez que volvía tarde a casa. Quería más a esa moto que a mí. Amaba más la velocidad que a su única hija. Yo no llamaría a eso un accidente. 
-¿Por eso estás arruinando tu vida? Sabes que no puedes hacerlo volver. No importa cuánto lo intentes. Pero no es así. Todos tenemos esa voz en la cabeza que nos dice que somos una decepción, que lo que hacemos es insignificante. Que no es suficiente. Que lleva mucho tiempo. Que es difícil. Pero cuando los tiempos son difíciles, necesitamos sueños difíciles. Pero sueños reales, no de mentira. No irreales como Paul. Tienes que pelear por ti misma, Katie porque en estos momentos estás en peligro. Todos necesitamos amor. Y todos necesitamos que nos protejan. Hay demasiada muerte y destrucción. Pero los amigos que te quieren deberían darte calor como el sol. Hacerte sentir bien contigo mismo. No congelarte en su desprecio y en su odio. La ira corroe nuestra creencia de que algo bueno puede pasarnos. Paul ha sido destruido por su ira, su furia. Y tú, tú lastimaste a una amiga, para impresionarlo. Pero a él no le importa. Ni siquiera sabe que tú existes. Tú y yo fuimos muy amadas incluso si nuestros padres no pudieron estar a nuestro lado. Quizás ambas necesitamos ser abrazadas cuando nos afligimos, pero tiene que ser alguien que pueda sentir dolor por nuestro dolor, no disfrutarlo. No alguien que nos abandone


  
The fall 3x06

Salvador Espriu.

Els meus ulls ja no saben
sinó contemplar dies
i sols perduts. Com sento
rodar velles tartanes
pels rials de Sinera!
Al meu record arriben
olors de mar vetllada
per clars estius, Perdura
en els meus dits la rosa
que vaig collir. I als llavis,
oratge, foc, paraules
esdevingudes cendra.

''T'he buscat per tot arreu. Per aquí, per allà, per cualsevol lloc. T'he buscat sota la pluja, t'he buscat al sol. Al fons dels boscos, als socs de les valls. A dalt de les muntanyes, a les ciutats més fosques, als carrers més foscos. T'he buscat al sud, al nord, a l'est, a l'oest. T'he buscat quan cavava la terra per enterrar-hi als meus amics morts. T'he buscat mirant el cel perque tu eres un ocell i, què hi ha que sigui més bonic que un ocell, que un ocell banyat pel sol? Què hi ha que estigui més sol que un ocell, que un ocell enmig de les tempestes duent a la fi del món el seu estrany destí? Pasi el que pasi t'estimaré sempre. Pasi el que pasi...sempre t'estimaré. Escolta! Aquesta carta l'escric amb la frescor del vespre sigues pacient més enllà del silenci hi ha la felicitat d'estar junts. No hi ha res més bonic que estar junts!'' 


JRJ

Trastorno.
Juan Ramón Jiménez.

Nunca creí que el albo lirio fuera
efémero también. Yo no sabía
que el odio alimentara la alegría.
¡Invierno, te llamaron primavera!

¿Por qué la estrella altiva y pura era
el seco nido de la noche umbría?
¿La paloma inmortal cómo encendía
corvo pico de ave carnicera?

Pues aquel manantial, con su negrura
enlutecía el mar por la mañana.
El ruiseñor pudo asustar al hombre.

Hablaba el niño con palabra impura,
el corazón era una gruta insana,
y la traición tenía un claro nombre.

Sueños.

Siempre hay tiempo para un sueño.
Siempre es tiempo de dejarse llevar
por una pasión que nos arrastre hasta el deseo.
Siempre es posible encontrar la fuerza
necesaria para alzar el vuelo y dirigirse hacia
lo alto.
Y es allí, y solo allí, en la altura, donde
podemos desplegar nuestras alas en toda su
extensión.
Solo allí, en lo más alto de nosotros mismos,
en lo más profundo de nuestras inquietudes, 
podemos separar los brazos, y volar.

Construcción de un sueño.
Dulce Chacón.

Muerte.


La muerte cargada de lágrimas.
Inma Chacón.
Llega la muerte
cargada de lágrimas.

Se pasea entre nosotros
como la primavera
entre los tallos que empujan

como el lobo
entre las ovejas

como el triunfo
entre los vencidos.

Erguida,
segura de que sólo ha de rozar
un hombro,
un solo hombro,
para que todos la sientan.

Derecha,
como los que no tienen miedo.

Sin dudas,
llega la muerte.

De día y de noche.

Aunque nadie la llame,
aunque no sea el momento.

Llega.
Mira.
Elige.
Roza.

Y se queda con nosotros
para siempre.

La muerte acurrucada.
Inma Chacón.
¡Ah, la muerte acurrucada!
Semilla que germina
junto a la sombra inmune
del ciprés,
multiplicada
a golpes de sorpresa.

La muerte amiga,
de visita sin aviso.

La muerte torpe,
en lugar equivocado.

La muerte súbita,
robadora de sueños,
impertinente interrupción
del latido,
portadora de bocas
que se quiebran
en gritos que no pueden
salir de la garganta.

Lamentos que se unen
al lamento
en un camino de ida
del que todos pueden regresar
menos aquel
que continúa llorando cada noche
a cada uno de sus muertos.

¡Ah, la muerte!
Acurrucada.
Torpe.
Robadora de sueños.
Semilla que germina
en lugar equivocado.
Portadora de llanto.
Súbita.
¡Impertinente!

''Arcanos'' Inma Chacón.


Precisamente ahora, 
que sonríes
como si la vida no fuera una amenaza
de la que defenderte

y tus ojos brillan.

Ahora que pareces
la lava de un volcán,

roja
candente
desbordada
lenta

como los ríos que saben
que llegarían al mar
de cualquier modo.

Ahora
que ya no necesitas
la armadura
con la que te protegías
de los otros.

Ahora que podrías lanzarte sin red
y sin arneses
desde la cima de cualquier acantilado

y volar.

Ahora,
precisamente ahora,
te rompes en pedazos
vida mía.
-Precisamente ahora-.





                             Entre los restos de un naufragio
que no ha conocido el mar          
                           Dulce Chacón
          Las palabras de la piedra

Se han callado los muros
del monasterio.
Las piedras que te arroparon
ya no gritan tu nombre
convertido ya en mito
y en lugares comunes.

No habrá más bodas
que celebrar.
Los velos blancos
se tiñeron de negro
el día que te fuiste

y las campanas
se rebelaron contra nosotros
en un silencio lento y dolorido
que acobardaba al aire.

Los monjes ya no cantan
sus maitines
ni su hora nona

y Jimena ha dejado de esperar
a su Cid
entre los restos de un naufragio
sin mar

y sin sepulcros.
-El silencio-