Todo lo que me asusta.

Me asustan los globos. Es un miedo irracional. Sé que no me van a hacer nada, pero aún así les temo. Se me pone una angustia en la garganta que me invade todo el cuerpo y me pone en estado de alerta. No puedo evitarlo aunque quiera. Es pánico. Y los petardos, igual. Me asustan los saltamontes. No los puedo ver, me dan terror. Recuerdo estar en el pueblo, salir a andar por la noche, yo era muy pequeña tenía unos seis o siete años, y recuerdo llegar al puente para pasar al otro lado de una vía y ver que estaba invadido, o sea, totalmente lleno de saltamontes, y a mi me dio terror. Me quede parada, llorando. No podía moverme. Pensaba que era un sueño, de hecho aún me lo parece, pero mis abuelos también lo recuerdan. Y no sé si es por aquello o porque saltan, pero me dan miedo. Me asusta la enfermedad. Nadie lo sabe, pero temo a ponerme enferma. No un resfriado ni unas anginas. Sino enferma de verdad. Como cuando estuve ingresada. Supongo que es por eso por lo que no me gustan los hospitales. Me asusta la muerte. Me asusta simplemente porqué la he vivido de cerca y no quiero que las personas que me quieren sufran por mi. No puedo hacerles eso. Me asusto yo misma. Cuando pienso las cosas que pienso. Cuando no soy capaz de demostrar lo que siento. Cuando me siento paralizada de miedo. Cuando no sé como reaccionar. Cuando me siento vacía. Cuando no me siento yo.

El viaje definitivo.


...Y yo me iré. 
Y se quedarán los pájaros cantando;
y se quedará mi huerto, con su verde árbol,
y con su pozo blanco.

Todas las tardes, el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.

Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará de nuevo cada año;
y en el rincón aquel de mi huerto florido y encalado.
Mi espíritu errará, nostálgico... 

Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido....
Y se quedarán los pájaros cantando.
-Juan Ramón Jiménez-